Ejemplo de una conversación cualquiera un día en la oficina:

– Auditorios Municipales, buenos días, dígame.

-Hola buenos días, verá, yo quería realizar una actividad con mi academia  de baile, es un buen momento ya que es Navidad ¿Cuándo puedo hacerla?

– Bueno, antes de nada tenemos que ver disponibilidad del espacio y determinar con antelación cuales son las necesidades para su actividad.

– Ah, no se preocupe ya lo tenemos todo. Las coreografías, los trajes, los maquillajes, las niñas,  hasta incluso un padre que hace de  humorista. Las madres están encantadas con que sus hijas realicen una actuación. ¡¡Vaya, va a ser fantástica esta fiesta de Navidad!!

– Creo que no me ha entendido, le explico:  tenemos que ver temas como el de disponibilidad del espacio, necesidades de ensayo, las responsabilidades de su academia como promotora de un evento, control y gestión de espectadores, acomodación, y en cuanto a las  necesidades técnicas, tenemos que ver si necesitan una iluminación específica, sonorización del evento, montaje de escenografía, personal técnico necesario, etc. Y todo esto es imprescindible antes de realizar cualquier tipo de actividad en un espacio de concurrencia pública.

– Upss!! Pues yo pensé que solo teníamos que presentarnos y bailar!!. Por favor, ¿me podría explicar detenidamente como podemos comenzar a organizar nuestra actividad?

– Por supuesto que si, vamos a ello…

Este es un claro ejemplo de cómo comienzan algunos grupos o colectivos a realizar actividades relacionadas con las artes escénicas como el teatro, la danza, la música , y en general, cualquier manifestación del denominado mundo del espectáculo  que se lleve a cabo en algún tipo de espacio escénico.

Cuando vamos al teatro o a ver un concierto los ciudadanos de a pie no reparamos en lo que ha costado montar dicho espectáculo. Podemos hacernos una idea con la complejidad del evento al ver la puesta en escena, la iluminación, el sonido, la escenografía. También con el número de personal que realiza  tareas como el control de acceso, la acomodación, la seguridad, la iluminación, el sonido, y como no, actores, músicos, bailarines, etc. Esta relación de elementos se ve reflejada en el precio de la entrada, que en espectáculos como los musicales, grandes conciertos o festivales, entendemos que tienen que ser más o menos caras. Básicamente  lo que nos interesa es el artista, aquello que hemos ido a ver y por lo que estamos dispuestos a gastar nuestro tiempo y dinero.

Trabajando en gestión cultural y más concretamente en el apartado técnico, comprobamos con más frecuencia de la deseable que muchos de los organizadores de eventos, (la mayoría artistas amateur y algunos profesionales), no tienen a veces todos los conocimientos necesarios sobre lo que realmente consiste la planificación y organización de un espectáculo.

Debemos ser consecuentes con las responsabilidades que derivan de las actividades que organizamos para evitar encontrarnos altos costes de producción técnica que no podemos hacer frente, o a una mala gestión de los asistentes que haga que se supere el aforo de los espacios utilizados.

Es imprescindible para el éxito de cualquier actividad o espectáculo tener muy claros todos estos elementos. Las improvisaciones de última hora cuestan dolores de cabeza y dinero, tanto a los responsables de los espacios escénicos como a los organizadores o promotores.

Javier Arrónizes el Jefe Técnico de los Auditorios Municipales de Murcia y de los Servicios Técnicos de CXC