A LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO MODELO DE ESPACIO CULTURAL

El pasado mes de abril tuve ocasión de asistir a una de las sesiones del Seminario de Cultura y Creación que convoca la Universidad de Murcia gracias a la iniciativa  encomiable de Jose Antonio Gómez, Coordinador de Cultura de la UMU e impulsor del seminario, que con periodicidad mensual reúne, mediante convocatoria abierta y asistencia libre, a creadores, gestores, artistas e interesados en el estado actual de la cultura.

La última sesión celebrada tuvo como ponentes invitados  a los representantes de La Azotea y Los Pájaros, que nos comentaron la participación de ellos, y de los respectivos espacios que coordinan,  en el 3er Encuentro de la Red Transibérica de Espacios Culturales, celebrado en Bilbao la semana anterior. De entre los temas que se trataron allí, y de los que tuvimos cumplido resumen, hubo uno que centró la atención y animó el debate, tanto de Bilbao, por lo que nos contaron, como de Murcia. El asunto no podría ser otro que el de la actualidad y  viabilidad de los espacios culturales independientes. Precisamente por tratarse  de iniciativas surgidas al margen de los centros y espacios gestionados por la Administración Pública, resulta difícil concluir una definición unívoca que otorga el carácter de independiente a un espacio cultural.

Definiciones que en tiempos de crisis se tornan más confusas. Una de las cuestiones  debatidas al respecto  es la  pertinencia  de percibir o no subvenciones y ayudas públicas. El  optar por la autogestión puede admitir  un cierto grado de apoyo económico siempre que la gestión quede libre de  injerencias y presiones por parte de las entidades que lo aportan. Aunque no haya unanimidad en las opiniones. En todo caso, sí se da una coincidencia mayoritaria en el aspecto que se considera el principal a  la hora de identificar un espacio cultural independiente. Se trata de plataformas en principio no restrictivas a ninguna propuesta e iniciativa de carácter creativo que se les plantee. Esta dimensión tan abierta y participativa, que convierte estos espacios en enormemente sensibles y comprometidos con  todo cuanto se cuece en el momento, ya sean movimientos ciudadanos o artísticos, se desmarca de la programaciones mucho más rígidas, y sujetas a intereses de todo tipo, de las instituciones culturales, ya sean estas públicas o privadas.

Junto a esta tipología de espacios independientes  ha aparecido un modelo que parece recoger sus características, pero con la salvedad, que no es poca,  de estar promovido por la administración pública, Nos referimos a las fábricas de creación. Su definición la recogemos de uno de sus ejemplos emblemáticos, la Fábrica de Creación del Ayuntamiento de Barcelona:

El programa de Fábricas de Creación se basa en la transformación de espacios en desuso en nuevos espacios generadores de cultura e innovación…Las Fábricas de Creación nacen  como espacios idóneos para la innovación y la producción culturales… En este sentido, debe entenderse la creatividad en su máxima amplitud: aquella que comprende tanto el desarrollo de las aptitudes artísticas como el intercambio intelectual, el fomento del pensamiento crítico, la investigación y las propuestas de carácter eminentemente lúdico.Además, las Fábricas de Creación también deben ofrecer las oportunidades para que los creadores más jóvenes puedan llevar a cabo los primeros pasos hacia el desarrollo de sus aptitudes y su posterior profesionalización.

Tal y como está expuesto suena muy bien. Sin embargo, se plantean dudas.  Por un lado, viene la sospecha de  un parecido programático demasiado evidente con los espacios independientes, que puede asociarse a una pérdida de discurso, y presupuesto de los espacios culturales  públicos. A esta posible apropiación se añade una denuncia mas grave, la de que se esconda una  intención de controlar y decidir qué tipos de propuesta son válidas, a qué proyectos se apoya, y, sobre todo, apuntillar el surgimiento de iniciativas libres e independientes que aprovechan y reivindican , desde hace tiempo precisamente instalaciones en desuso. Los espacios independientes están en contra de este tutelaje.

Lo aquí resumido y expuesto da para más. Sólo he tratado de reflejar una mínima parte de cuanto se ha contado, con la intención de que el debate abierto contribuya a seguir  planteándonos cual es la cultura que tenemos y la que queremos.

Joaquín Medina es gerente de Conexión Cultura.