Cada vez es más frecuente el uso de expresiones como “preciosa” “cariño” “guapa” “tesoro”, en el ámbito de las relaciones laborales.

Todos y sobre todo “todas”, hemos tenido la experiencia de encontrarnos con un interlocutor al que no conocemos de nada y que al dirigirnos a él, nos responde con frases del tipo “hola guapa”, “mira cariño”“vamos a ver preciosa, qué necesitas”.

Expresiones que sin duda, buscannuestra complicidad y confianza, pero que la mayoría de las veces logran el efecto contrario, incluso podemos sentirnos ofendidos de tanta familiaridad no buscada. Tiendo a desconfiar de alguien que, sin conocerme de nada, se dirige a mí como si fuera mi familiar más cercano.

Claro que el otro extremo también es malo, creo que sólo basta con imaginar una llamada a los servicios de información de algunas compañías telefónicas, en la que la persona que nos atiende utiliza tantas formalidades y frases hechas (ya la mayoría en desuso) que parece que nos está hablando el mismísimo Cyrano de Bergerac.

Es cierto que en los últimos años las formas de comunicación se han modernizado mucho, influenciadas por las redes sociales, el uso del móvil, etc……¡lo que puedas decir en 140 caracteres no lo digas en más!, ¿Hay que adaptarse a los nuevos tiempos?  SÍ, pero no hay que perder  por el camino las mínimas normas de educación.

Como en todo en el término medio está la virtud, lo correcto es ponernos a disposición de la otra persona y hacerle entender que vamos a hacer lo posible por ayudarle, pero sin perder la distancia propia entre profesional y cliente o entre personas que acaban de conocerse.

Abusar de la informalidad puede traernos problemas, sobre todo en el mundo laboral. La forma de evitarlo es recordar que el tuteo sólo debe emplearse entre personas conocidas, con niños o muy  jóvenes, al resto de personas mejor tratarlas de usted hasta que sean ellas las que nos digan que podemos tutearlos.

¡Así no nos equivocaremos nunca!

María Baños